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El blog de antonio tapia

EL CAMINO DE EMAUS

EL MARQUES DEL ESCORBUTO

Piensan algunos políticos que siguen en la edad media sintiéndose  como marqueses, condes…  con derecho de pernada, al que no tiene tal “gracia” (la que le debería hacer al marido, que el rey o el conde y en ocasiones el marqués, pasara la que iba a ser la noche de bodas, con su mujer) la plebe y ¡ay! Si levantaba la voz, le afeitaban la cabeza por encima de la cabeza.

                                              

                                      

Y así piensa el marqués del escorbuto, que entra en el Parlamento como si fuera suyo, mirando a todos de reojo, con una sonrisa aviesa (Haber quien me mira sin temor y empiezo a hacer la segunda Campana de Huesca). Y llega a su escaño, entre el silencio, mientras sus escuderos permanecen tiesos como velas y le saludad, con el puño cerrado tocando cada uno sus sienes, “Tovarich, Marqués del Escorbuto, sin novedad”. Y él se sienta y ellos también con toda marcialidad, al unísono; parecen haber sido entrenados en Corea. Auténticos robots, sin vida interior y exterior. Aplauden todos a la vez de tal forma que parecen uno. La única coleta es la suya; no tolera dobles, él es el único, el inigualable, el incomparable. Eso si, permite y premia al que suelta la burrada mas fuerte, que saca los colores a las diputadas y si la burrada es sobre alguien que ha fallecido y ha ocupado un puesto de autoridad, el se une al plauso.

No le importa meter la pata; es un honor ser calificado de cateto, de inculto, analfabeto, bárbaro, ígnaro, ignorante, iletrado, paleto… son medallas que le acercan al pueblo, o el se cree eso, porque el pueblo está un poquitín mas preparado. Cuando le toca subir a la palestra, saca su pañuelo y echa un esputo, después hace gárgaras para clarear su voz y comienza su parlamento, con un taco de folios eterno. No usa corbata casi nunca, porque es un insulto a los parias de la tierra, esa  famélica legión. Mientras, los jerarcas regordetes, con buen piso y mejor sueldo.

Menudo castigo es el marqués del escorbuto. Eso si, es como la Real Academia: limpia, brilla y da esplendor. Cuando alguno saca los pies del plato, ya sea para quitarse la mierdilla que suele salir, es purgado (perdón, sustituido), por otro que ya le habían prometido un puesto.

Esta es la triste historia que nos ha tocado vivir.

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