¿QUE HE HECHO YO POR TI SEÑOR?

Algunas veces me hago esta pregunta ¿Qué he hecho yo para recibir tanto bien?. ¿Qué méritos para merecerlo?, pues no merezco recibir lo que recibido. Me considero uno de aquellos nueve lerosos que curados, siguieron adelante sin dar las gracias, como hizo el décimo, que se volvió a  dar las gracias al Señor.

¿Qué he hecho yo por Ti Señor?. ¿Qué he hecho yo para que tu mano detuviera lamuerte en mas de una ocasión?. Nada podría presentarte en mi favor, si tu me llamaras ahora. Ms presentaría con las manos vacias de hechos, solo llenas de culpas. Tu esperabas tanto de mi que me diste una familia cristiana, me llamaste desde la eternidad con el Bautismo, me llamaste para trabajar en tu tierra, echar semilla donde Tu pudieras producir. Me diste una familia que en todo momento de necesidad estuvo al quite. Sigues en lo alto de la alameda mirando hacia el horizonte como el Padre de la parábola. Pero sigo sin aparecer. Pero sabes que si apareceré, porque yo si lo quiero. Quiero volver a ti y decirte ¡ Padre, perdóname, porque he pecado contra el Cielo y contra Ti! Y decírtelo de corazón. Y agradecerte lo que me has dado, lo que por mi has hecho y abrazarte como el hijo de la parábola, acogerme en tus brazos misericordiosos. Me diste una fortuna que dilapide. Tanto bien que pude hacer y no hice, tanto que he recibido y no he repartido, tantos que quizás me esperaban y no apareci.

¿Qué he hecho yo por Ti, Padre mio?. No he sido buen hijo, sin embargo sigues esperando a que aparezca en la lejanía, pues sabes que apareceré, para salir de prisa a recojerme. No esperas a que llegue, sino que sales tu a por mi. Eres mi Padre y no me has rechazado. Eres el pastor que perdió una oveja y saliste a buscarla y lo haces porque me amas, cuando podias haberme rechazado. Sin embargo me amas.

Ciertamente el Señor detuvo la mano de la muerte en varias ocasiones. El no creyente lo puede llamar suerte, mientras el cristiano lo puede llamar milagro, pues los milagros existen, como existieron ayer y existirán mañana. El Señor sigue obrando como ayer. Espera a que despertemos del sueño en el que el mundo nos tiene sumidos.

Nada ha sido suerte, ni casualidad… pues nada de eso existe como para poder obrar en las personas. Solo Dios puede obrar en el hombre prodigios, librarle de hechos que podían haber sido irreversibles.

No he estado a la altura de las circunstancias. No Le he dado ni correspondido como merece. He sido el leproso desagradecido.

Decía San Jose Maria:” la Trinidad Santisima te concede su gracia  espera que la aproveches responsablemente. Ante tanto beneficio no andes con posturas comodas, lentas, perezas…porque además las almas te espera”