PROFE NO SE CONFIESE CON EL

Iban a realizar la primera Confesion de los niños que al día siguiente iban a realizar su primera Comunion. Estaban nerviosillos. Decir sus pecadillos a una persona desconocida era algo nuevo. Si hasta algunos adultos nos acercamos con cierto nerviosismo, no van a ser menos ellos que es la primera vez. Me sorprendió el sacerdote que Don Luis eligió como ayudante. Que ordenado con condición, es decir, en su caso que es ordenado con la condición de celebrar  en su país. Cosa que no hizo.  Trabajaba como funcionario en un organismo del gobierno de Canarias.

Era bajito, pero su voz era potente, para hacerse una una idea, podría celebrar sin micrófonos, no es una exageración. Era muy gradable, al menos lo era cuando conversaba el.

Comenzaron las confesiones y los niños se acercaban mas al sacerdote joven. Repentinamente cambiaron las tornas, y el joven sacerdote se quedo solo en el confesionario y D Luis vio aumentado el numero de chiquillos. Los catequistas asombrados nos dirigimos a los niños. Uno de ellos me dijo “profe, no se confiese con aquel padre, le pone de penitencia los hechos de los apóstoles”. Lo sabían porque algunos llevaban el Nuevo Testamento y vieron todo lo que tenían que leer. No di crédito a lo que oia, asi que fui a confesarme con él. La penitencia fue leer el Evanglio de San Marcos.

El ultimo de los elementos del Sacramento de la Penitencia es: Cumplir la Penitencia. Es decir la obligatoriedad de cumplir la Penitencia antes de la siguiente Confesion.

Cuando en 1981 realice una confesión General, duro cerca de hora y media, la Penitencia fue la de un Ave Maria. No significa que una Penitencia  corta o una larga corresponda a que el que la reciba larga, un rosario, sea peor que uno que la reciba corta, como fue el caso mio.

El sacramento de la Penitencia requiere. Examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. Hay que ir paso a paso y cumplir con cada uno de ellos necesariamente. Es posible que en épocas pasadas, algunos confesores se pasaran en la carga de la penitencia, de la que algunas personas terminaban asustadas, incluso se alejaran del sacramento.

Cuando di catequesis de padres, el mes anterior a las primeras comuniones , hablamos de la confesión y de lo bonito que seria que los padres comulgaran con los niños y que en la semana anterior, D Antonio iba a estar disponible para aquellos que precisaran confesarse. Algunos me dijeron que no se habían confesado, incluso confesado desde que hicieron la primera comunión. Les dije que el sacerdote se limita a escuchar a  aconsejar y a guiar, que no debían tener miedo, luego a cumplir la penitencia. Les hable de D Antonio que era como le conocían, buen sacerdote. Hablamos del sacramento de la Penitencia, que era para que servia y de los elementos del sacramento. Despejamos dudas. En la ultima catequesis que celebramos antes de la primera comunión, les vi felices, muy contentos. Se habían confesado. Iban a comulgar al dia siguiente con sus hijos. Del grupo de 21 que había permanecido en todas las reuniones, durante los dos años, 6 se quedaron en la parroquia, unos en los grupos o movimientos, otros dando catequesis. Me sentí feliz, no por lo que había hecho, que yo al fin de cuentas no hice nada, sino de lo que el Señor había obrado en ellos. El catequista echa semillas, Jesus hace el resto.

Hay mas fiesta en el Cielo por un pecador arrepentido. D Antonio las iba a acoger con cariño, como acoge a niños y catequistas es un sacerdote bueno y cabal, gran labor apostolica además de de tener tres by pass colocados.

El miedo a confesarte no debe existir, si a la muerte y rechazas el sacramento. La penitencia es una forma de expiar los pecados cometidos y confesados, no es un castigo. Nosotros también podemos imponernos alguna penitencia que nos sirve para expiar los pecados cometidos y limpian el alma. El Purgatorio es expiación de los pecados cometidos. Creo, a mi modo de ver, una pasada la penitencia impuesta a los niños. El confesor debe atraer y no espantar, por duros que sean los pecados. El confesor, durante la confesión es un director espiritual, porque oídos los pecados, debe dirigir, comentar y aconsejar al penitente y nunca mostrarse duro. Pero nada debe de separarnos de este sacramento tan importantísimo que el Señor nos ha dejado.