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El blog de antonio tapia

EL CAMINO DE EMAUS

LOS SORDOS OYEN, LOS CIEGOS VEN...

Hoy me he levantado pronto; últimamente me despierto bastante pronto, no se si será el cambio de estación, pero ya me habían avisado que la estación otoñal afecta a los que Tienen alguna enfermedad neurológica, asi que me pongo a escribir que es bueno para la mente y me viene a ella los prodigios que el Señor realizaba con aquellas gentes, a las que no solo entregaba y explicaba los Mandamientos que un dia Dios puso en manos de Moises, sino que también curaba sus enfermedades. Aquellas gentes extendían los prodigios qe veían  que además les hablaba con cariño. Eran como ovejas sin pastor.

“Los sordos oyen”. El Diccionario” nos define la palabra sordo: el que es insensible a las suplicas; el que no escucha las persuasiones, consejos o avisos, sordo es el que vive aislado de los demás, el  que hace las cosas sin contar con los demás; el que se incomunica del mundo exterior. El sordo espiritual, aquel que cierra sus oídos a Dios y a su Palabra. Pero también hay sordera causada por enfermedad o por nacimiento. Suele afectar al habla.

“Hay un hombre que habla y explica de forma diferente a los escribas y fariseos”, se decían entre ellos “ además hace prodigios, los ciegos ven, los leprosos quedan limpios, los tullidos andan…”. Y le seguían y le buscaban y le llevaban familiares y amigos, enfermos.

Dice el refrán:” no hay peor sordo que el que no quiere oir”. Y en aquel tiempo les pasaba a escribas y fariseos y o que es peor no dejaban oir a los demás. Hoy nos pasa lo mismo a nosotros, que no queremos ver, que no queremos oir.

Jesus que quiere que la Palabra de Dios llegue a todos, cura numerosos sordos, que por aquel entonces nos representan al resto de la humanidad. Muchos ya pueden oir la Palabra de Dios, otros la rechazan y prefieren seguir sin escuchar para no implicarse, para no vivir el modo de vida cristiano que consideran una carga, les resta tiempo: oración, evangelización…

Si nos damos una vuelta por los evangelios, podemos ver que son un premio a la fe “ve, tu fe te ha salvado”, otras veces a la sanación e va acompañada la fe. A ninguno le reprocha nada, Jesus quiere la felicidad de la persona. Nunca ha puesto condiciones a la sanación; recordemos el pasaje de los diez leprosos que se  encuentran en el camino con el Señor, quien los sana y de ellos solo uno retorna para darle las gracias y el Señor no les devuelve la lepra a los nueve ingratos. La palabra venganza NO EXISTE EN DIOS, pero si la palabra PERDON, de hecho durante la noche de la Pasion cada golpe era devuelto por Jesus con el perdón, ya en la Cruz, dirigiéndose al Padre le dice PADRE PERDONALES PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN.

Pensamos que somos felices porque tenemos dinero, nada debemos, porque tenemos salud… ¡tenemos todo! ¿Pero si nos falta Dios?. ¿Seremos felices si Dios nos falta?. ¿A quien acudiremos cuando comiencen los problemas y comiencen a cerrársenos las puertas?. Si no tenemos a Dios porque lo hemos rechazado, lo hemos expulsado de nosotros. ¿Cerrara Dios sus oídos a nuestras suplicas?. Dios        que es Padre en todo el  sentido de la palabra, actuaria como Padre que ama a sus hijos, lo que seguro es que vendría acompañada su ayuda con nuestra conversión.

“Jesus viene a restablecer las relaciones rotas capacitándonos a una capacitación profunda”. Jesus igual que ayer viene a devolvernos el oído a los sordos, pero sobre todo a los sordos espirituales y sociales, sin dejar de lado  a los enfermos. El que recibe  el sentido del oído, recupera la sensibilidad de oir a Dios; oye su palabra, escucha sus ejemplo y oye a su prójimo. De seguro que sentirá la autentica felicidad del que esta unido a Dios.

Todos hemos padecido “de sordera”, todos o casi todos hemos cerrado nuestros oídos a Dios, abriéndolos a las asechanzas del enemigo y del mundo que nos ofrece la manzana prohibida. Pero no solo sordos, también ciegos, tullidos, paralíticos, leprosos… eran sanados y a la vez sanados en la fe. A otros, la fe que tanto conmovia al Señor, les sanaba de sus enfermedades. Recordemos los pasajes el del padre que acercándose a Jesus le dice “si tu quieres puedes”; el del centurión romano : no soy digno que entres en mi casa, pero una sola palabra bastara para sanarle”; el de la hemorroisa:” con solo tocar una hebra de su túnica quedare curada”… hoy el Señor sigue sanando y dando la fe como hacia ayer. De algún caso podremos haber sido testigos, pero nuestra ceguera mundana nos ha impedido verlos o creerlos. Tal vez seguimos pensando en que Jesus esta aun tras la losa del sepulcro.  ¿Somos como los fariseos “haznos un milagro para QUE CREAMOS”?. ¿Creeriamos si lo viéramos?.

¿Y si un dia se acaban los prodigios? Le preguntan al padre Tardif; “ entonces algo falla en mi, porque el Señor no puede dejar de cumplir sus promesas”, responde. Algo falla en ti y en mi. “El prometio señales y prodigios que acompañaran a la proclamación de la Palabra de Dios”.. y ayer los hubieron y hoy siguen. Esto lo anunciaron ya los profetas.

Pero algo va mal en nosotros, “el dios dinero” ha entrado en crisis y el mundo ha recibido un gran revés: el derroche, la corrupción, el fraude, la estafa… ha llevado al paro, al hambre, a la perdida de hogares, en muchos países del tercer mundo mueren personas por hambre y enfermedades a los que no llegan por lo costosos que son; la crisis social y moral golpean sobre el mundo como nuevos jinetes del apocalipsis.

Hemos vuelto la cara a Dios, somos los nuevos ciegos, tullidos, paralíticos. No queremos evitarlo. ¿Cuántos prodigios ocurren al dia y yo no los veo aunque me toquen de cerca. Pero Dios, nuestro Padre no nos ha dado la espalda. Demonos cuenta que el hijo prodigo de la Parabola, somos cada uno de nosotros y El nos espera a que nos  acerquemos, para abrazarnos como Padre amantísimo.

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