LO QUE LA POLITICA SEPARA, LA FE UNE

(A ADOLFO SUAREZ ILLANA)

Hace unos días, salía en las pantallas de TV, el hijo del expresidente del gobierno Adolfo Suarez.        Ciertamente nunca fue santo de mi devoción, muy al contrario. Pero esto o viene a cuento ahora. Quedé  muy entristecido al escuchar la noticia  que otro miembro de su familia se veía aquejado por esta terrible enfermedad: Miriam, Amparo, Sonsoles, Laura… y ahora Adolfo. Mientras el padre se vio aquejado per otra grave enfermedad: Alzheimer. Nos fuimos enterando cuando las enfermedades se habían convertido en irreversibles, porque las llevaban en silencio.

“Somos unos privilegiados, esto le ocurre a millones de familias sin medios”, decía. Pero añadía que este mal lo llevaban “con fe y en las manos de Dios”. Estas palabras, esta entereza llegaron a empañar mis ojos, no porque lo dijera Adolfo, sino por la fe y por la entereza   con las que pronunciaba estas palabras, que o eran huecas, sino sinceras y que te señalaban que el único camino a seguir era ponerse en las manos de Dios.

He conocido gente y entre ellos ha habido familiares que han padecido críticas enfermedades y que las han sobrellevado en silencio, han cargado con la Cruz , pesada del dolor, de la mano de Cristo, que haciendo de Cireneo les ayudaba a cargarla.

Un día, hablando con un compañero de trabajo, aquejado de cáncer, le dije: “Eres un ejemplo, ojala si un día me tocara, supiera saber llevarlo como tú. Yo soy más cobarde, seguro que sí”. Él me sonrió. “Todo es cuestión de Fe”, me dijo.

Erróneamente, a quienes piensan que las enfermedades nos las manda Dios, como castigo a nuestro comportamiento, como pena por habernos salido del camino. Como las plagas de Egipto. Son diferentes unas cosas de otras. Sin consideramos a Dios como nuestro Padre ¿Cómo amos a pensar que lance furibundas enfermedades. Nos lo dice el Señor e el monte de las Bienaventuranzas: “¿Quién de vosotros al que le pide pan su hijo le da   una piedra?... “. Dios nos ayuda a sobrellevar esos momentos.

Admiro a quienes brindan su sonrisa por encima de su dolor;  PERO NO ABANDONO a quienes sufren el dolor por encima de su sonrisa  y decaen por su peso, por su gravedad. No todos saben responder con fe la noticia de una enfermedad irreversible. Dios como Padre    no los rechaza ni los abandona, les ama igualmente, porque el dolor que es una sensación humana es algunas veces insoportable y no todos tienen la fortaleza espiritual suficiente para tolerarla.

Gracias a todos los que ponéis vuestra sonrisa, a los que nos hacéis la vida más alegre, por encima de vuestro sufrimiento. Tenéis otro solo de Dios, ese don que nos conquista a todos y nos hace ver con claridad ese camino que nos lleva hacia nuestro Padre del Cielo. Gracias  Adolfo Suarez Illana, que Dios te bendiga y a tu familia y que aquellos que ya están gozando de Dios, rueguen por los que estamos atravesando este valle de lágrimas. Un abrazo.