¡LLEGÓ LA NAVIDAD!. (EN FAMILIA)

29 Noviembre 2017

Ya mi padre, mi madre y hermanas habían terminado el Belén, con su rio de plata, que separa las dos orillas, unidas por un puente, que atravesaba un hombre con un bastón largo, más allá un pozo con una mujer con un cántaro para recoger agua; a la orilla del río las lavanderas, tal vez algunas lavando la ropa para sacar algunas monedas para comer, como hiciera María más tarde, pues a pesar de ser la Madre del Rey del Universo, tuvieron que trabajar duro, Ella, José y Jesús que ayudaba a su padre en la carpintería, para comer y mantener la casa, tal vez alquilada. Los pastores aún lejos… ¡ que recuerdos aquellos! Mi hermano y yo de mirones.

Después venían los recados, alguno me caía a mi. Mientras mi madre en la cocina y mis hermanas. No faltaba la compota, que muchos años después iba a tener un momento estelar. La compota aún parece estar haciéndose como cada año. El sabroso olor que mi madre lograba, sigue acompañándome. Me gustaba ver cómo mi madre hacía los ricos postres el queique gallego, las orejas, la compota, las rosquillas ¡ y como no!, las torrijas. Veía cada paso y el resultado. Por cierto, quise un día hacer rosquillas y me salieron sin agujero, pero el sabor, estupendo. Todo quedaba preparado para la cena.

A la hora de la cena, presidida por mis padres, que representaban a aquella Familia que hace 2017 años se fundó en Belén; cena a los que todos en mayor o menor medida habíamos colaborado, todos participamos de la misma. Terminada la cena nos acercábamos al Belén, ya iluminado, cantábamos algún Villancico y un Padre Nuestro. Acto seguido nos preparábamos para ir a la Misa de la Vigilia de la Natividad del Señor, que se celebraba en los Padres Capuchinos y vuelta a casa, si el tiempo lo permitía, caminábamos al paso, disfrutando del paseo. Era una Navidad en el seno de una famiñia cristiana, sin ostentosidades, todo normal.

Es un recuerdo con nostalgia, con cariño y con la presencia espiritual de aquellos que gozan ya de la presencia de Dios, que año, tras año nos acompañan, porque nunca se fueron de nuestro lado; es uno de los grandes milagros que da sentido a la Familia.

FELIZ NAVIDAD.