TODOS IGUALES ANNTE DIOS

Aun hay gente que se piensa que en esta vida hay escalafones superiores e inferiores. Solo en las empresas los hay, porque lógicamente hay quien tiene  que dirigir y hay quien tiene que ser dirigidos; de no ser asi el mundo del trabajo seria un caso. Pero ante Dios todos somos iguales, ni uno mas que otro. La llamada lucha de clases, es algo mas diferente que pretenden los socialcomunistas.

Si echamos una mirada al pasado y nos transportamos al tiempo de Jesus, como los escribas y fariseos, eran los que por sus conocimientos eran mas que nadie y despreciaban al resto de la población. Los estudios se les habían subido a la cabeza y algunos pretendían ser denominados Rabí, maestro.

Tanto escribas como fariseos, hicieron de la Ley una carga, ley que muchas veces no cumplían, pero si obligaban a cumplir a sus conciudadanlos, por ejemplo imponían ayunos que ellos no llevaban a cabo.

El  Señor les dice: “ Los escribas y fariseos ocupan la catedra de Moises, ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guien por sus obras, porque no hacen lo que dicen”.  Se les puede definir como hipocritas.

El Señor les enseña con cariño y les explica; enseña de forma diferente y acuden a El de todas las poblaciones. Querían oírle, buscaban la sanación de amigos y familiares. Les enseña a huir de la vanidad, de la soberbia que a los escribas y fariseos les sobraba. El Señor enseña una doctrina nueva: amar al prójimo y que todos somos hermanos. Estas palabras no las admiten escribas y fariseos ni el Sanedrin. La soberbia les vencia, la vanidad les bestia, ocupaban los primeros puestos en los banquetes, bodas y sinagoga, gustaban los saludasen por lo calle, fingían ayunos ante sus vecinos como para obligarles ha hacer los mismo; despreciaban a todos y mas si sabían que eran pecadores.

Recordemos el intento de lapidación que evito Jesus, por el hecho de ser pecadora publica intentaron ,lapidarla. “Quien este libre de pecado..” y oyendo estas palabras se fueron retirando.Todos somos hermanos, incluso el pecador mas grande, lo es y como tal hay que tratarlo. Es difícil amar a quina pesar de que no nos ama nos injurie, hay que perdonar “hasta setenta veces siete.

Vivamos lejos de la actitud hipócrita de escribas y fariseos, renovemos cada dia ese mandamiento del Señor, sin el no podremos avanzar