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El blog de antonio tapia

EL CAMINO DE EMAUS

MAS DE LO MISMO: CON LA IGLESIA VASCA HEMOS TOPADO

273 Los clérigos tienen especial obligación de mostrar respeto y obediencia al Sumo Pontífice y a su Ordinario propio.

285 § 1. Absténganse los clérigos por completo de todo aquello que desdiga de su estado, según las prescripciones del derecho particular

Tras el rechazo inicial a la llegada de Munilla por parte una importante representación de los curas guipuzcoanos, el propio obispo habían tratado de rebajar tensiones pidiendo una buena acogida. Y leyendo esto, uno se pregunta ¿Dónde está la obediencia al Santo Padre, que es quien ha nombrado a Monseñor Munilla, como PASTOR  de la diócesis guipuzcoana? ¿Dónde está la obediencia debida de esos sacerdotes a su pastor? ¿No queda en entredicho su misión como sacerdotes y representantes de Cristo? ¿Con que moral pueden hablar como sacerdotes, cuando ya están incumpliendo como tales? No monseñor Uriarte, la cuestión no es rebajar tensiones, su obligación es cortarlas con los medios que el derecho Canónico establece para quienes se mantienen en rebeldía a las disposiciones del santo padre y hacia su obispo. No se trata de dar una buena acogida, sino de darle la obediencia debida que por su cargo merece. Todo lo demás son paños calientes, que no sanean la situación que ustedes han permitido hasta el momento.

Podíamos leer hoy en InfoCatolica: Ciento treinta y dos sacerdotes guipuzcoanos, entre los que figuran 85 de los 110 párrocos y 11 de los 15 arciprestes de la diócesis, han firmado un documento en el que se rebelan contra el Papa Benedicto XVI y su decisión de nombrar como obispo de Guipúzcoa a monseñor José Ignacio Munilla, del que consideran que «no es en modo alguno la persona idónea para desempeñar el cargo asignado». Los firmantes creen que el Papa busca un cambio en el rumbo de la diócesis con el que ellos no están de acuerdo. Uno hierve por dentro de impotencia al ver esta situación, bien complicada, en esa diócesis, en su momento, por aquel obispo de triste recuerdo llamado Setien. Menos mal que no hay que creer en él ni en los párrocos y arciprestes firmantes, sino en Dios y manteniendo obediencia al Papa, como representante del Señor en la Tierra. Menos mal que tampoco estamos obligados en obediencia a estos personajes, que han perdido, aunque sigan siéndolo, su ser como sacerdotes y su norte como personas. ¿Cómo se atreverán a confesar a pecadores si ellos están en pecado? ¿Puede impartir los sacramentos en nombre de Dios, estando contra  El? ¿Cómo pueden ejercer un ministerio desde el que están llevando al error, a la desobediencia a su obispo y al Papa a muchos fieles? ¿Cómo pueden negar funerales a las víctimas de ETA y admitir la de los muertos etarras? Esta es la gran tragedia a la que ha llegado el nacionalismo vasco y el catalán. Esta es la gran tragedia de muchos católicos, confusos, que en este orden de cosas no sabe qué hacer, a quien seguir, a quien obedecer. Y lo peor es que los causantes  duermen con toda la tranquilidad del mundo, desde su director de orquesta suseñor Setien hasta el último afiliado a este desbarajuste mental del nacionalismo. Por eso, muchos han dejado de ir a las Parroquias por no escuchar sus soflamas y prefieren escuchar la Santa Misa por televisión en el mejor de los casos.

Que grave responsabilidad, la del sacerdote que sumido en el error, envenena con el mismo a sus feligreses condenándoles de por vida. Que grave responsabilidad la del sacerdote que desde su pulpito proclama el odio separatista e inocula ese veneno a sus feligreses. Que grave responsabilidad la del sacerdote que teniendo por misión impartir el amor y la paz, imparte el odio y la guerra. Solo les falta dejar caer la cuchilla a modo revolucionario sobre las cabezas de aquellos que no piensan como ellos.

Recuerdo, hace muchos años, tendría 12 o 13 años, cuando salíamos de ver un partido de mi querido Alavés, una persona que venía en el grupo me dijo sentenciosamente: cuando muera Franco a todos los franquistas les cortaremos el cuello. Yo me lo tome a broma, pues pensaba “no te queda nada, se te oxidara antes”. Me quede boquiabierto, cuando tiempo después me entere que era una cura abertzale, por sobrenombre Patxi. Chiste de humor negro para un sacerdote. Desde luego esa frasecita no la he olvidado 44 años después.

A pesar de los esfuerzos de Patxi López por sacar adelante a la sociedad vasca de la cárcel nacionalista, mucho le va a costar. Gran parte de la población vasca (de derechas y de izquierdas) están contentos del nuevo aire que ha tomado. Pero muchos escollos encontrara en su camino, escollos que levantaron y siguen levantando los que han sembrado el odio contra todo lo español, basados en la gran mentira nacionalista, cimentada desde la mente de un lunático que al final, solo al final tuvo un rasgo de arrepentimiento que interesadamente los nacionalistas no mencionan para no desarmar su gran mentira. Y por ese camino ira el nacionalismo catalán, a cuyo carro se han subido los dos últimos gobiernos autonómicos socialistas, para no dejar la poltrona, aun no radicalizados como los vascos.

Mucho le queda por sufrir al pueblo vasco, ya desde el punto de vista político, donde aun está muy enquistado el tumor nacionalista, como desde el punto de vista religioso, desde donde  una parte del clero, con mucha fuerza, carga contra todo lo que no huela a nacionalismo separatista, contra todo lo que huela a español. Si fueran honrados deberían. La situación es tremendamente grave

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