PENSAR NO CUESTA NADA, Y UN POCO CUESTA MENOS

Y eso que pensar no cuesta nada. Es gratis. Pero aquí estamos acostumbrados a hacer las cosas sin pensar. Si pensáramos seguro que todo nos irían mejor las cosas de lo que nos van, tanto en el terreno espiritual como en el temporal, seriamos mas santos y a la vez tendríamos menos problemas, tendríamos mejores políticos, porque buscaríamos las mejores opciones para que este barco llamado España funcionara bien y tomara rumbos hacia mejores puertos. Incluso no seriamos el hazmerreir del mundo, incluidos de los terroristas y piratas, que como saben que “pagamos” parecen haber abierto la veda (un millón por el alacrana y otros tantos por los cooperantes), tampoco deberíamos una silla a Sarkozy y en la presidencia europea, el presidente seria español.

¡Pero no! Como parece que el pensar no va con nosotros, por el motivo que sea: falta de costumbre, dejadez… el resultado es que no pensamos. No piensan las derechas, no piensan las izquierdas, menos los centros. Vivimos como aletargados, en el limbo de los justos, en el mundo feliz. Vivimos más felices que el pupas. ¡Que nos metemos más en la crisis! Pues adelante, más crisis. Que aumenta el paro, ya lo solucionará alguien. Que el presidente dice un día que no hay crisis y al día siguiente que si pero que él sabe cómo solucionarla, pues ¡tu mismo!, que aumentan las colas en los comedores sociales, que se cierran pequeños negocios y grandes empresas, ni me inmuto.

Pero la cosa es seria y es como para pensárselo, tan seria que no nos hemos puesto a pensar la gravedad de la situación con casi cuatro millones de parados, con colas de gentes que pasan hambre, con niños que no tienen lo indispensable para comer. Pero para que pensar. Claro resulta que  algunos lo hacemos y fastidiamos a los demás y nos llaman agoreros, anti demócratas, desestabilizadores.

Pero resulta que los que no piensan son los que han votado y volverán a hacerlo a la ley del aborto (no me cansare de escribir en contra de esta ley abominable  y cobarde); los que viendo  el desastre gubernamental volverán a votar al mismo presidente y al mismo partido; los que viendo el cariz que está tomando la Generalitat de Cataluña, harán posible que se siente  cuatro años más para que termine de desmembrar esa comunidad y a España; y los que hacen posible, con su voto, que nuestra juventud en lugar de enseñanzas morales reciba preservativos; los que permiten los programas basura desde donde se acosa a las personas públicas, programas que invaden horario de menores (ya que se supone que el horario de mayores  comienza a  horas nocturnas); y los que pretenden cambiar el sentido de la familia incluyendo dentro de ella los matrimonios gay y de lesbianas; los que no piensan son los que estando posibilitados para gobernar en España llenan su partido de discordias y rencillas; los que teniendo la posibilidad de cambiar el rumbo de la nación, cuando están en el poder, se  olvidan de las cosas importantes como es la familia, el aborto, la educación de los hijos.

Debe ser una nueva concepción filosófica o política, la de la ausencia de pensar, la de pasar de todo, la del pasotismo puro y duro. Sobre el pasotismo escribía el padre Martin descalzo:”Los teóricos del pasotismo le buscan dulces disfraces ideológicos y te explican que el pasota "practica el silencio como crítica", o te dicen que el pasotismo es "el paro laboral sublimado a la categoría de obra de arte", o te cuentan deliciosas historias sobre la "autobanalización" o sobre "la vida como ausencia de proyecto de vida". Era más sencillo reducir todo eso a la palabra "suicidio", que resultaba más breve y transparente”. Y mientras persistimos en nuestro  amodorronamiento particular.

¡Que no! Que España no va bien, nada bien. Españolito despierta y piensa un poco, aunque sea piense en usted, que a lo mejor es usted quien mañana se encuentre en el paro, en las colas de los comedores sociales, sin poder pagar la hipoteca… y todo esto por no pensar, que además es gratis y no se declara en Hacienda.